China celebra el centenario del Partido Comunista luego de superar lo peor de la pandemia
Con decoraciones referidas a la historia política china en espacios públicos, arreglos florales y las calles atiborradas, el escenario actual se aleja del de inicios de 2020, cuando la ciudad de Wuhan alarmaba al mundo.
28/06/2021
Las
calles de China se preparan para celebrar los 100
años del Partido Comunista Chino (PCCh) el
próximo jueves, tras un año y medio del descubrimiento del primer
caso de coronavirus, una pandemia que puso a prueba la disciplina
y el trabajo colectivo de
sus habitantes durante largos meses de encierro total, e incluso
después con las reglas que hoy continúan controlando la nueva
normalidad.
Con
decoraciones del PCCh en espacios públicos, arreglos florales y las
calles atiborradas de personas, el
escenario actual se aleja bastante del de inicios de 2020,
cuando la ciudad de Wuhan ocupaba los medios de comunicación más
relevantes con información que alarmaba al mundo y desconcertaba por
igual a todos los países.
En
aquel momento, la noticia del paciente cero trasladó a muchos
ciudadanos a la China de noviembre de 2002, cuando se originó el
síndrome respiratorio agudo grave (SARS), que se extendió por 26
países y causó más de 8.000 contagios y 774 muertes.
"La
primera sensación que tuve al conocer la noticia del coronavirus fue
de cansancio de experimentar otra pandemia, porque la
experiencia de SARS todavía era reciente",
contó a Télam una profesora de Historia de una universidad de una
gran ciudad, que pidió no revelar su nombre.
Su
cuerpo, como el de muchos otros habitantes, cargaba cicatrices de la
epidemia ocurrida casi 20 años antes y que, a pesar de su menor
impacto, obligó al Gobierno a aplicar restricciones similares.
En
cambio, para Shen, una joven que trabaja en una institución
educativa en Ianzhou, una ciudad del norte de China, y que pidió no
dar su apellido, la realidad había superado a la ficción, y las
primeras imágenes que cruzaron por su cabeza la llevaron a escenas
del filme "Contagio", de Steven
Spielberg.
"Cuando
me enteré de la epidemia corrí a casa de inmediato y ayudé a mis
padres a prepararse para lo que se vendría. Para febrero y marzo de
2020, todo había dejado de funcionar en las grandes ciudades,
excepto por el gran supermercado para los productos básicos",
precisó.
En menos de tres meses, China había aplicado una respuesta de shock: confinamientos, cierre de fronteras y medidas biosanitarias estrictas, como el uso del tapabocas en transportes públicos, que sigue vigente a pesar de tener todo calculado y superar los 1.000 millones de personas vacunadas.
En ese período también habilitó una aplicación de rastreo, con un código de salud vinculado a cada número de identificación personal y que aún es requerido al ingresar en algunas viviendas, hospitales, universidades, comercios y parques o tomar avión, tren o taxi.
Control de la pandemia
Datos
de cientos de millones de ciudadanos se cruzan en base a parámetros
de geolocalización facilitados por los operadores para que el
Gobierno pueda identificar
el estado de cada código personal y
analizar los movimientos en los 14 días precedentes para prevenir
nuevos brotes.
Si
bien la aplicación nunca fue obligatoria, en el pico de la pandemia
resultaba casi imposible acceder a un espacio público o desplazarse
sin ella y, por eso, quienes no disponían de celular o niños
pequeños recibían un código QR para colgarlo del cuello. Ahora,
con la mejora
de la situación epidemiológica,
el uso de la aplicación se relajó.
La
profesora universitaria, que destacó la eficacia
del código QR en el control de la pandemia,
consideró que "la sociedad la incorporó de manera razonable
porque entendió su urgencia y además que la información que
recopilaba era ya casi pública por el mercado de consumo".
El
uso de este tipo de sistemas no fue una costumbre adquirida a partir
de la pandemia y, según Shen, tampoco significó un cambio abrupto
en el vínculo de la sociedad con la tecnología.
Un
ejemplo de ello es la escasa cantidad de personas que no mira su
celular cuando se traslada, incluso, mientras camina por la
calle.
"Los
QR se han convertido en una herramienta popular en la vida diaria
desde hace ocho o nueve años", agregó Shen.
Esta
simbiosis llamó la atención de Agostina
Zaros,
doctora en Ciencias Sociales e investigadora de la Universidad de
Shanghai, que aterrizó por primera vez en China en noviembre de
2019, algunos meses antes de que la pandemia explotara, y reside
actualmente en el barrio de Baoshan, a unos 40 minutos del centro
cívico.
"En
Shanghai conviven la modernidad de los edificios y transportes del
centro, con otras formas más tradicionales. Una vez por semana veo
en la puerta de mi casa a un comerciante que cocina batatas en un
barril lleno de carbón. Es muy rudimentario. Pero a esa persona
también le pagás con el código QR de tu celular. El billete ya
casi no existe", explicó Zaros a Télam.
El
éxito de las medidas adoptadas por China tuvo varias lecturas: en
marzo de 2020 en el diario El
País el
filósofo surcoreano Byung-Chul relacionó
este tipo de Estados con la "mentalidad autoritaria, que deviene
de su tradición cultural (confucionismo)", y destacó
la "obediencia"
de la sociedad china y su confianza en el Estado.
Sin
embargo, Shen prefirió hacer énfasis en el
concepto de "DaTong",
cuya traducción se asemeja a la idea de "en
conjunto",
y que describió como punto neurálgico de la cultura tradicional
china que no actúa "en base al 'tenía que', sino al 'estoy
dispuesto a'".
Por
su parte, la profesora de Historia destacó otra característica de
la sociedad: "Si bien el pueblo chino respeta las normas en
general, el éxito también se debe al desarrollo
farmacéutico y principalmente a la capacidad del Estado en la
concientización y organización".
Zaros puso un ejemplo de esto: "En enero aparecieron 12 contagios comunitarios en Shanghai. Entre ellos, dos empleados del aeropuerto de Pudong. Fueron aislados inmediatamente, cerraron las escuelas de sus hijos y las comunidades de sus familias, y testearon a todos los contactos estrechos. Los controles suceden muy rápido, tiene que ver con la sugestión que se genera y su velocidad. Pensar que solo la cantidad de personas que se mueve en una estación de tren es como una ciudad argentina entera".
Fuente:telam.com.ar
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