A 170 años de la Batalla de Caseros, un "quiebre de época" en la historia argentina
A las 10 de la mañana del 3 de febrero de 1852 y durante unas tres horas, federales -encabezado por Juan Manuel de Rosas- y unitarios -dirigidos por Justo José de Urquiza- protagonizaron la mayor batalla llevada a cabo en suelo argentino.
03/02/2022
La Batalla de Caseros, disputada el 3 de febrero de 1852 en
la cañada de Morón, fue un hecho "fundamental en la historia argentina, un
cambio brutal y quiebre de época", donde se enfrentaron las fuerzas del
Ejército Grande encabezado por Justo José de Urquiza y las tropas de Juan
Manuel de Rosas, y representó "el paso a un modelo de organización
constitucional", explicó a Télam Gabriel Di Meglio, historiador y
director del Museo Histórico Nacional.
La batalla comenzó a las 10 de la mañana, duró tres horas y fue protagonizada
por casi 50.000 soldados de los bandos federales, encabezado por
Rosas, y unitarios, dirigidos por Urquiza, enfrentados en lo que hoy
forma parte de la localidad de El Palomar, donde se emplaza el Colegio Militar
de la Nación.
"Es la batalla más grande que haya ocurrido en territorio argentino y,
hasta ese momento, era la más grande de la historia de Sudamérica",
explicó el historiador Alejandro Rabinovich, editor de "Caseros:
La batalla por la organización nacional" (Editorial
Sudamericana). Rabinovich agregó: "Todo en ella es espectacular,
desde la inmensa carga de caballería inicial hasta los combates en El Palomar o
el desbande final".
Con el apoyo militar de Brasil y Uruguay, Urquiza,
entonces gobernador de Entre Ríos, llegó a Buenos Aires sin sobresaltos y atacó
al ejército rosista que se encontraba atrincherado en El Palomar, en un
enfrentamiento donde confluyeron muchas de las tensiones acumuladas desde la
Revolución de Mayo.
"Un problema que es muy difícil de dilucidar es por qué el
ejército de Rosas peleó con tan poco entusiasmo y por qué un gobierno
tan poderoso y sobre todo tan popular cae tan fácilmente, ya que el ejército se
desbanda rápidamente en la batalla. Si la defensa rosista antes había sido
fuerte algo cambió, eso es algo que falta investigar más", sostuvo Di
Meglio.
La alianza unitaria que vencería a Rosas tenía dos principales
ideas: por un lado, establecer una Constitución Nacional para organizar el país
y disminuir el poder rosista, y por otro, la cuestión económica exigía la libre
circulación de los ríos interiores y el comercio exterior por cuenta de las
provincias, siendo el Litoral en este caso uno de los mayores beneficiarios.
El problema residía en que, para Rosas, en el territorio "primero tenía
que haber una organización y después una Constitución", señaló Di
Meglio, y agregó que el líder federal "consideraba que esa organización
nunca llegaba, eso tiene más que ver con su manera de entender las cosas y cómo
tenía que ser el orden político. A su vez, el hecho de que no hubiera una
Constitución le permitía construir un poder muy fuerte en Buenos Aires y de su
propia figura sobre todo".
Al día siguiente de la batalla se produjo un gran saqueo
en la Ciudad de Buenos Aires, organizado por las tropas vencidas de Rosas y
a las que se sumaron parte de la población civil, que culminó en una matanza
luego de que "tripulaciones de barcos extranjeros, más alguno de Urquiza y
vecinos armados empezaron a matar a todos lo que encuentran
saqueando" lo que dejó "centenas de muertos el 4 de febrero
del 1852, en medio del naufragio social", explicó Di Meglio.
Si bien a nivel general los efectos de la batalla no fueron inmediatos, Caseros
tuvo consecuencias económicas y sociales como las reformas
institucionales, el ingreso masivo de inmigrantes y de capitales trasnacionales
y la llegada al poder de líderes liberales que propulsó a la Argentina en un
contexto internacional de cambios.
"El 'granero del mundo' nació, de algún modo, en Caseros",
dijo a esta agencia el historiador Ignacio Zubizarreta. Sobre esto,
agregó: "Si hacemos una mirada al presente, encontramos que durante el
siglo XX se sumaron valores sociales a la Constitución, pero a pesar de ello,
las diferencias entre los que más poseen y los que menos no han dejado de
acrecentarse. El atropello del Ejecutivo sobre los otros poderes, o la excesiva
centralidad que no ha dejado de tener Buenos Aires reflejan que la Constitución
en sí misma no todo lo puede".
Por otro lado, Rabinovich señaló que aún quedan
cuentas pendientes por investigar, como el rol de la mujer en la
historia.
"Nos falta recuperar la visión y la experiencia de las mujeres en todo
este proceso. Por lo que dicen las fuentes, las mujeres no participaron en la
primera línea del combate, pero sabemos que estaban ahí porque eran
fundamentales en la logística de ambos ejércitos, muchas de ellas
vivían en Santos Lugares, otras sufrieron el saqueo de Buenos Aires",
contó.
Si bien el triunfo de los unitarios en Caseros permitió tratar de consolidar
una república con división de poderes y evitar que la concentración en la
figura de Rosas y la provincia de Buenos Aires, aún faltarían varios
años de guerra civil para conseguir la unificación del territorio.
"Caseros no constituyó el fin de las guerras civiles, pero sí es el
inicio de una sociedad más plural, gradualmente menos violenta y que va a
comenzar a apostar a las instituciones y a otros mecanismos para la
resolución de sus propias diferencias", consideró Zubizarreta.
La batalla que enfrentó a unitarios y federales fue el punto
de inflexión en la historia argentina donde había que resolver cuestiones
fundamentales, lo que según Rabinovich "en algunos sentidos esa coyuntura
resuena con la de hoy. El país estaba profundamente dividido en
visiones contrapuestas. La diferencia principal es que en aquel
entonces no había una arena pacífica para resolver esos conflictos, por lo que
tuvieron que recurrir a un campo de batalla donde aparte de generar un desastre
humano y social terminaron agravando muchos de los problemas previos".
Por último, el historiador concluyó que nosotros, en cambio, "heredamos
de ellos la constitución de 1853, que tanto les costó, y podemos buscar las
soluciones de manera más constructiva. El desafío que tenemos por delante es
grande y como sociedad es útil revisitar nuestra historia para plantarnos mejor
frente al presente".
Fuente:telam.com.ar
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