El hombre de la cara de piedra
El ex
presidente del Banco Central con Macri, uno de los responsables de la debacle
actual, reivindica su gestión desde la Universidad de San Andrés.
Sturzenegger fue uno de los artífices de la
"bomba" de las Lebacs. Imagen: Bernardino Ávila
21/05/2020
Finalmente, la gestión de Federico
Sturzenegger al frente del Banco Central resultó muy provechosa. El problema es
que ese resultado no lo pudo disfrutar la sociedad argentina sino solamente el
ex funcionario, quien ahora publica papers académicos sacando chapa
de su experiencia. A pesar de que creó una bomba de tiempo con las
Lebacs alimentada por la bicicleta financiera que tuvo mucho que ver con
la explosión de la economía argentina desde abril de 2018, el ex banquero
central y ex secretario de Política Económica durante el 2001 no muestra
autocrítica. Es más, se queja de un problema comunicacional y de que el Poder
Ejecutivo no redujo más el gasto público.
“¿Cómo deberían acumular reservas internacionales
los bancos centrales?”, es el trabajo que publicó Sturzenegger como profesor
del Departamento de Economía de la Universidad de San Andrés. “Este debate
tiene implicaciones prácticas para los bancos centrales, porque yo mismo dirigí
el Banco Central de la Argentina entre 2015 y 2018”, indica. La conclusión del
paper es que su propia gestión fue adecuada.
Sturzenegger dirigió el Banco Central entre
diciembre de 2015 y junio de 2018. Asumió con el tipo de cambio oficial en 9,60
pesos y una brecha cambiaria que ubicaba al paralelo en el orden de los 15
pesos. Se fue con el dólar a 28,44 pesos, un megaendeudamiento externo dirigido
por el Tesoro y habiendo empapelado de Lebacs toda la city porteña.
Precisamente, uno de los propulsores de la corrida cambiaria de inicios de
2018, que luego tuvo muchos episodios hasta llegar al calamitoso final del
gobierno Macri, fue la llamada “bomba de Lebacs”, creada por Sturzenegger. La
contrapartida de los miles de millones de dólares que ingresaban al país como deuda
de corto plazo era el aumento de estas emisiones en pesos, que ofrecían altos
retornos medidos en dólares. La bicicleta financiera fue el gran negocio de los
primeros dos años del macrismo, que terminó cuando un grupo de grandes bancos
internacionales dio por concluida la fiesta y le cerró el mercado a la
Argentina.
En su paper para la Universidad de San Andrés,
Sturzenegger volvió a defender su gestión. Para llegar a esa (esperada)
conclusión, comienza preguntándose acerca de cuál es la mejor estrategia de los
bancos centrales para acumular reservas internacionales. Distingue tres
opciones: comprar los dólares y a cambio emitir deuda en dólares para captar
los pesos que emite, comprar dólares a cambio de pesos y emitir títulos en
pesos (léase Lebacs) para “esterilizar” la emisión o por último, no
esterilizar, o sea, dejar que los pesos que se emiten para comprar dólares
sigan circulando.
“Cuando asumí el cargo, las reservas netas
estaban en negativo, el control de cambios era estricto, con la brecha cambiaría
por arriba del 70 por ciento. Como resultado de los controles de capitales, la
economía estaba estancada desde hacía cuatro años. Entonces, una de mis
decisiones iniciales fue liberar los controles de capital, unificar los tipos
de cambio y dejar que el tipo de cambio oficial flotara”, recuerda
Sturzenegger, quien también integró el gobierno de Fernando De la Rúa que llevó
a la debacle de diciembre de 2001.
“Decidí impulsar un programa de reconstrucción
de reservas. Las compras se hicieron mayormente al gobierno, que en ese momento
estaba financiando el déficit fiscal con deuda externa”, dice el economista. El
fuerte aumento de la proporción de deuda externa sobre el total del
endeudamiento público fue motivado por esa cuestionada estrategia de pagar gastos
corrientes en pesos con los dólares de la deuda de la bicicleta financiera, que
menciona el paper. En otras palabras, el Tesoro nacional se endeudó en
dólares que el banco central terminó entregando a los inversores a medida que
se fueron retirando de la bicicleta financiera de Lebacs. El resultado fue la
quiebra de la economía argentina, que ahora necesita una reestructuración de su
deuda.
Fuente:pagina12.com.ar

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