Avión venezolano-iraní: Stella Lugo Betancourt, la embajadora chavista que está en el centro de la trama
Es la delegada personal de Nicolás Maduro en Argentina. Junto a su marido es una de las figuras del régimen bolivariano y como ministra de turismo facilitó el ingreso de los aviones iraníes a la región.
24/06/2022
Mientras que la Justicia Federal intenta esclarecer los
motivos que tenían para volar los cinco iraníes y 14 venezolanos por el cono
sur a bordo de un avión de carga de la empresa Emtrasur, la asociación
estratégica firmada entre los gobiernos de Venezuela e Irán por los próximos 20
años se desarrolla viento en popa, teniendo en cuenta que ya aterrizaron en
la isla Margarita 23 influencers o tours operadores iraníes que vacacionan, en
ese idílico lugar del Caribe, junto a los dirigentes más cercanos del chavismo
latinoamericano.
No hay nada oculto en este recibimiento del jet set de
Irán a Latinoamérica porque el actual ministro de turismo venezolano, Alí
Padrón Paredes, lo confirmó en su propia cuenta de la red social twitter.
Padrón Paredes, designado por Maduro en octubre de 2020, no
parece haber tomado demasiadas previsiones acerca de las sanciones que imperan
sobre ciertas compañías aéreas persas, como Mahan Air, que desde el 2011 se
encuentra en una blacklist (lista negra) del Departamento del Tesoro de Estados
Unidos por estar vinculada a los grupos de elite de la Guardia Revolucionaria
Iraní, Fuerza Quds, acusada de actividades terroristas fuera de las fronteras
persas. Mahan Air está acusada de proporcionar apoyo financiero, material o
tecnológico para las Fuerzas Al Quds, de la Guardia Revolucionaria Iraní, y por
transportar armas y personal para Hezbollah.
El avión que llegó al Caribe está identificado bajo el
logo de la empresa aeronáutica venezolana estatal Conviasa pero la nave habría
sido cedida por Mahan Air. Es un Airbus A 340-600 que tenía la matrícula EP-MMI
pero, en estos días, posee una nueva identidad: YV 3535.
De cualquier forma, para la diplomacia estadounidense, que
opere bajo la firma Conviasa, Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y
Servicios Aéreos, SA, no significa que se trate de una compañía exenta de
sanciones. Bajo la administración del republicano, Donald Trump, la
Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del
Tesoro de los Estados Unidos impuso severas restricciones por cuestiones
políticas.
“El régimen ilegítimo de Maduro depende de Conviasa para
trasladar a funcionarios corruptos del régimen en todo el mundo para
impulsar el apoyo a sus esfuerzos antidemocráticos”, había explicado, entonces,
Steven Mnuchin, secretario del gobierno de Trump, quien además agregó como
advertencia para el futuro que ya llegó, “…la Administración Trump no
permitirá que Maduro y sus representantes continúen robando al pueblo
venezolano y abusando de los activos estatales para avanzar en sus
propias actividades corruptas y desestabilizadoras”.
De la misma manera que la ruta Teherán-Caracas cobra nueva
vida la simbiosis exhibida entre los funcionarios de los dos regímenes
autocráticos se observa en la integración de las tripulaciones de los aviones
de Conviasa-Mahan Air.
Porque, el caso que investiga la justicia argentina, exhibe
una característica similar al caso de la isla Margarita. El Boeing
747-400 de Emtrasur, que se encuentra retenido en un hangar en Ezeiza, a pesar
de las gestiones de la influyente encargada de negocios de la embajada
venezolana en Buenos Aires, Stella Lugo Betancourt, había pertenecido, por más
de 15 años, a la firma Mahan Air que según la documentación de la causa que
investiga el juez Federico Villena, continuaría siendo la dueña de la aeronave
a pesar de estar operada por la tercerizada Emtrasur, a nombre de Conviasa.
Tan sólo una de las tantas razones por las que en Argentina,
las autoridades prohibieron la salida del país a los 19 pasajeros de la
aeronave secuestrada hasta que se descubra el motivo real del viaje a la
Argentina.
Stella Lugo Betancourt habría advertido a los pilotos
iraníes sospechados de pertenecer a la Fuerza Quds, “salgan de Buenos Aires
cuanto antes porque los pueden retener” pero sus ruegos no llegaron a tiempo y mientras
la oposición a la administración de Alberto Fernández pide explicaciones a la
dama encargada de la embajada bolivariana, la Justicia Federal mantiene bajo
investigación a los venezolanos: Victoria Valdivieso, Vicente Raga, Zeus Rojas,
Ricardo Rendón, Nelson Coello, Mario Arraga, Víctor Pérez, José García,
Cornelio Trujillo, José Ramírez, Jesús Landaeta, Armando Marcano, Albert Ginez
y Ángel Marín. Y, a los iraníes, Mohammad Khosraviaragh, Mahdi Mouseli,
Saeid Vali Zadeh, Abdolbaset Mohammadi y Gholamreza Ghasemi, este último
sospechoso de ser miembro de la Fuerza Quds.
La embajadora está en silencio
A pesar de ser una ferviente luchadora por la igualdad de
género, tal como prescriben los manuales de la “nueva izquierda”, el nombre de
Stella Lugo Betancourt viene asociado al apellido de su marido, Montilla.
Y, es parte, junto a la familia de su esposo, de un poderoso clan que
le ha permitido dominar numerosas oficinas estatales y gobernar durante dos
décadas el poderoso estado de Falcón, epicentro del comercio entre las
islas del Caribe y que está siendo monitoreado permanentemente por las agencias
de inteligencia occidentales desde los tiempos de la asociación de Venezuela
con Rusia y, ahora, que el gobierno de Putin enfrenta severas sanciones económicas
que le impiden al gobierno de Caracas utilizar sus instituciones financieras,
que se ha alineado con los dictámenes de la teocracia de los ayatolas iraníes.
Stella Lugo Betancourt no sólo ha sucedido a su marido en la
gobernación del estado de Falcón, que limita al norte con el Golfo de Venezuela
y es uno de los 23 estados que junto al distrito capital forman la República
Bolivariana, desde el año 2008 al 2017, sino que, además, se desempeñó como
ministra de Turismo y Protectora de Anzoátegui, una instancia paralela creada
por Maduro para quitarle poder y recursos a la Gobernación del estado
Anzoátegui, luego de que fuese ganada por la oposición en las elecciones
regionales de 2017.
De allí, a dirigir el ministerio de turismo chavista hubo un
paso y, en el año 2019 fue la promotora de los contratos con Mahan Air que hoy
están bajo el foco de la atención pública.
A pesar de la alerta roja del gobierno estadounidense
sobre los activos de Mahan Air, en abril de 2019, Stella Lugo viajó a
China para participar en la Feria Mundial de Viajes de Shanghai, donde
impulsó un pacto con la dirigencia de la compañía aérea.
En declaraciones al canal oficialista venezolano VTV, la
entonces ministra de turismo explicó: “ En el primer día de la Feria Mundial de
Viajes de Shanghai sostuvimos importantes reuniones, entre ellas, con
representantes de la aerolínea iraní Mahan Air con quien estamos en
conversaciones para establecer una alianza comercial que permita el intercambio
de turistas entre Irán y Venezuela. Una operadora de vuelos quiere venir a
Venezuela, quiere hacer la ruta China-Teherán y Teherán-Venezuela. Están
interesados en concretar esa ruta porque además nosotros tenemos que ampliar la
conectividad con nuestro país para poder hacer los intercambios”.
Lugo Betancourt es también promotora de los viajes que la
empresa Conviasa, de Venezuela, comenzó a hacer a la Argentina. Esta
aerolínea también está sancionada por Estados Unidos desde 2020, acusada
de ser usada en las operaciones presuntamente corruptas del régimen venezolano.
El diario El Espectador de Caracas afirmó a través de un
editorial que “…durante su gestión como ministra de Turismo, Lugo, tuvo un
particular afán por vincularse con el régimen Iraní. En 2018, durante la Feria
Internacional de Turismo de Venezuela (FitVen), brindó un rol protagónico
al embajador de Irán en Venezuela, Mustafá Alaei, quien anunció que
inversionistas y empresas iraníes firmarían contratos con el régimen chavista
en los sectores turismo, aeropuerto y recreaciones”.
Ahora bien, existen otras conexiones relacionadas con el
crimen organizado que tornan más inquietantes todas las versiones. El
sitio https://es.insightcrime.org/noticias/noticias-del-dia/archipielago-de-venezuela-nueva-plataforma-para-el-trafico-de-drogas/ publicó
en 2019, las acusaciones de José Luis Pirela, presidente de la
subcomisión de Lucha Antidrogas, Antiterrorismo y Delincuencia Organizada de la
Asamblea Nacional (AN) de Venezuela, quien denunció que un grupo de
delincuencia organizada opera desde Los Roques, un parque nacional y destino
turístico situado frente a las costas del estado venezolano de Vargas. El grupo
usa los islotes en su mayoría deshabitados para el trasiego de narcóticos y oro
hacia países del Caribe, principalmente a Bonaire.
El informe que fue presentado ante la Asamblea Nacional (AN)
explica que "parte de la banda está formada por Carlos Betancourt y Noel
Lugo, a quienes identificó como primo y hermano de Stella Lugo
Betancourt”.
Estas acusaciones de contrabando, narcotráfico, lavado de
activos, que ya habían sido puesto a consideración de la opinión pública
en septiembre de 2019 cuando la Sociedad Venezolana Ecológica (SVE) denunció al
gobierno de Nicolás Maduro por la entrega de concesiones ilegales para
proyectos de infraestructura en archipiélago, se realizaron en una Asamblea
Nacional que ha sido opacada por la Asamblea Constituyente promovida por Maduro
y que no ha sido reconocida por numerosos países occidentales que defienden los
valores democráticos en la región y que ha tenido, en la figura de
Jesús Montilla, uno de sus principales animadores además de haber sido
acusado por miembros cercanos a Juan Guaido, presidente encargado de Venezuela
y titular de la Asamblea Nacional, como uno de los que dirigió un asalto
violento contra el Parlamento que terminó con un saldo de numerosos diputados
de la oposición heridos.
Su esposa, designada por la Asamblea Constituyente como
embajadora en Argentina, ante el escándalo del vuelo fantasma de Emtrasur
permanece en silencio pero muy activa para destrabar la situación procesal de
14 venezolanos, 5 iraníes y un avión con muchos secretos.
Fuentee:noticiasargentinas
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