Juan Domingo Perón: el fenómeno social que conquistó el corazón de los trabajadores y dividió a la Argentina
A 50 años de su fallecimiento, el líder del peronismo continúa siendo una sombra que pesa sobre las cabezas de sus herederos y detractores.
29/06/2024
Con su inconfundible sonrisa, su impecable uniforme y su
característica voz ronca, Juan Domingo Perón no fue sólo un
político, sino un fenómeno social y cultural que conquistó el corazón de
millones de argentinos y se ganó el odio visceral de otros tantos.
“La justicia social es una aberración”, dicen hoy los
detractores de sus ideas. Mientras tanto, sus herederos, intentan invocar el
fantasma del emblemático general para ver si les da una pista de cómo
reconstruir una fuerza política que, a 50 años del fallecimiento de su líder,
se encuentra en desbandada.
Perón nació el 8 de octubre de 1895 en Lobos, provincia de
Buenos Aires, y llegó a convertirse en militar de carrera y dirigente político
por vocación, ya que gracias a su carisma y gran oratoria, durante su paso por
la secretaría de Trabajo y Previsión en 1943, empezó a ganarse la lealtad de
los sectores obreros.
Desde esa dependencia, impulsó los convenios colectivos, el
Estatuto del Peón de Campo, los tribunales del trabajo y la extensión de las
jubilaciones a los empleados de comercio. Estas iniciativas lo transformaron
rápidamente en el líder de una porción de la población que había sido excluida
de la conversación social durante décadas.
Las decisiones en favor de los trabajadores que tomó desde
la secretaría de Trabajo, durante los gobiernos dictatoriales de Pedro
Pablo Ramírez y Edelmiro J. Farrell, lo llevaron a acumular un gran capital
político, que tuvo su hito máximo el 17 de octubre de 1945, cuando una enorme
movilización obrera a Plaza de Mayo exigió y obtuvo la liberación del entonces
coronel Perón, detenido pocos días antes.
Ese movimiento de masas que fue el peronismo, terminó de
consolidarse durante la primera presidencia de Perón, entre 1946 y 1952, cuyos
principios fundamentales son hasta hoy la independencia económica, la soberanía
política y la justicia social, concepto muy denostado en este presente
libertario.
Durante su primer mandato, llevó a cabo la mayoría de las
grandes transformaciones por las que es recordado hasta la actualidad, como de
1949, donde intentó consolidar la mayoría de sus iniciativas previas. el
reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres; el desarrollo
industrial del país; la nacionalización de los ferrocarriles y el Banco
Central; y la reforma constitucional
“Se ha dicho que sin libertad no puede haber justicia
social, y yo respondo que sin justicia social no puede haber libertad”,
enfatizó el fundador del justicialismo durante los festejos por el Día del
Trabajador del ‘49.
Y, acto seguido, lanzó una frase que bien podría interpelar
el discurso político que triunfó en las últimas elecciones: “A los que afirman
que hay libertad en los pueblos donde el trabajador está explotado, yo les
contesto con las palabras de nuestros trabajadores: ‘una hermosa libertad, la
de morirse de hambre’”.
En esta etapa fundacional, jugó un papel crucial en su
administración, especialmente en la promoción de derechos laborales y sociales,
su segunda esposa, Eva María Duarte, más conocida como Eva Perón o “Evita”,
quien falleció el 26 de julio de 1952, un mes después de que el presidente
justicialista obtuviera la reelección con el 46% de los votos.
Durante el segundo mandato de Perón, entre 1952 y 1955, los
avances en materia salarial comenzaron a ralentizarse y la economía empezó a
mostrar signos de desgaste, lo que generó descontento en varios sectores de la
sociedad.
Este período también se caracterizó por un endurecimiento de
su postura frente a la oposición. La censura a los medios de comunicación y la
persecución de adversarios políticos hizo aumentar la tensión social.
En tanto, el clima de confrontación culminó en una creciente
polarización que debilitó el apoyo popular que Perón había disfrutado durante
su primer mandato y, hacía 1955, la situación se tornó crítica. En junio de ese
año, las fuerzas armadas bombardearon la Plaza de Mayo para derrocar al
Gobierno, cuyo saldo fueron numerosos muertos y heridos.
Este hecho trágico tensó aún más el enfrentamiento con los
sectores políticos y eclesiásticos opositores, lo que derivó en un nuevo golpe
de Estado en septiembre que derrocó a Perón, quien se vio obligado a exiliarse,
primero en Paraguay y luego en España.
Después de ser derrocado, el líder del peronismo vivió en el
exilio antes de regresar a Argentina en 1973 para ser reelecto como presidente
en septiembre de ese año, mandato que duró hasta su muerte en 1974.
Este corto periodo donde Perón volvió a estar al frente del
país, estuvo marcado por un clima de alta conflictividad política y social. La
situación económica era delicada, con altos índices de inflación y
desaceleración económica.
El Gobierno peronista intentó implementar un Pacto Social,
que buscaba estabilizar la economía a través de acuerdos entre empresarios,
sindicatos y el gobierno, pero los resultados fueron limitados.
Desde el punto de vista político, Perón enfrentó una creciente
división dentro del movimiento entre sectores de izquierda y derecha. Esta
división se manifestó en enfrentamientos violentos, como la masacre de Ezeiza
al concretarse su llegada al país, y en la creciente actividad de grupos
guerrilleros como Montoneros.
La salud de Perón se deterioró rápidamente durante su tercer
mandato y el por entonces presidente falleció un día como hoy de 1974, dejando
en el poder a su tercera esposa Isabel Martínez de Perón, quien enfrentaría un
periodo de creciente inestabilidad que culminaría con su derrocamiento en 1976.
Medio siglo después de su muerte, el legado del líder del
justicialismo es innegable, ya que introdujo en el país políticas que mejoraron
sustancialmente las condiciones de vida de los trabajadores, como el establecimiento
de vacaciones pagas, el aguinaldo y la creación de sindicatos fuertes, entre
otras iniciativas.
De esta manera, en gran medida, el peronismo sigue siendo
una fuerza política significativa en Argentina, a cinco décadas de la muerte de
su líder, no tanto por la habilidad de sus herederos, sino por la vigencia de
sus logros, sobre todo, en material social y laboral.
Fuente:noticiasargentinas.com
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