El Gobierno de Javier Milei dejó caer Ficha Limpia, protegió a Cristina Kirchner y ensayó una escena de derrota para engañar a su electorado.
Ficha Limpia (NA) Fotografía: Agencia Noticias Argentinas / Claudio Fanchi
11/05/2025
El gobierno tiene un problema enorme de credibilidad. El escándalo de Ficha Limpia lo puso, una vez más, de manifiesto.
El fracaso de Ficha Limpia en el Senado es
una prueba más de la profunda ciénaga en que se encuentra gran parte de la
política argentina. Argentina necesita esa ley por el alto nivel de corrupción
que hay en la política. A decir verdad, el gobierno nunca estuvo interesado en
esa ley. Algunos de sus referentes la criticaban, y en Diputados el bloque de
LLA dilató todo lo que pudo el tratamiento.
Cuando dos senadores votan en contra de una ley que
previamente apoyaban, siempre es por una orden política que reciben. La
mayoría de los senadores no tienen criterio propio. En general, responden a un
caudillo provincial que hace negocios con los votos de los legisladores. Los
dos senadores que cambiaron su voto son misioneros y se llaman Carlos
Arce y Sonia Rojas Decut. El jefe político de ellos es Carlos
Rovira, eterno caudillo misionero que siempre hace lo que le conviene.
Si los senadores votaron en contra, es porque alguien
con poder gubernamental le pidió eso a Rovira a cambio de algo. Si el
oficialismo quería la ley, no se le podían escapar dos senadores amigos. Nunca.
Si querían que la ley saliera, se habrían ocupado de esos dos senadores como se
hace en todo el mundo. Se chequea prolijamente que haya mayoría antes de ir al
recinto, y si hay dudas, negocian o cancelan la sesión. Los
gobiernos tienen ese poder.
La sobreactuación posterior del gobierno diciendo
que ellos querían la ley parece ensayada de antemano. No tiene ninguna
credibilidad. Repito: si el gobierno quería esa ley, los dos senadores
misioneros la habrían votado a favor. El gobierno les habría pedido eso.
Cualquier otra hipótesis es mentira.
No hay librepensadores en el Senado. Los
juegos de los mercaderes de la política están por encima de los deseos de la
población. En las encuestas, una amplia mayoría de los ciudadanos quería esta
ley.
El daño autoinfligido se da por no entender
que hay cosas que le interesan a la población y otras que no. Ficha Limpia era
una ley que contaba con el interés de franjas enormes de la sociedad. La
brecha entre los ciudadanos y la política es cada vez más grande. El presidente
no entiende que con sus patéticas excursiones de seis horas en canales de
streaming lo único que consigue es contentar a los fanáticos. La
gente normal está en una sintonía que el gobierno ignora.
A propósito, el canal de streaming "Carajo", al
que fue el presidente, es propiedad de Carlos Marini, un
empresario misionero íntimo de los Rovira. Ahí tiene su 6-7-8 propio el
gobierno. La hipótesis de que no sabían nada del voto de los dos misioneros
es desopilante.
Por supuesto, los kirchneristas han
festejado que los delincuentes puedan ocupar cargos públicos. Como organización
delictiva que son, han trabajado a favor de los corruptos. En especial,
de Cristina Kirchner, la líder condenada por corrupción que se
aferrará a cualquier candidatura que le garantice fueros.
La Corte tiene la oportunidad de mostrar que le
interesa que la debacle moral no se profundice. Deben, con urgencia,
rechazar el recurso que presentó la condenada Cristina Kirchner y confirmar su
condena. Si no lo hacen y le permiten competir electoralmente, se sumarán a la
lógica de la impunidad argentina.
El gobierno repite prácticas que hacen mucho daño. Mentir
descaradamente y tomar a la gente por idiota es algo que hacían los
kirchneristas. El gobierno debería evitar copiar esas metodologías.
Lo mismo ocurre con el ataque a los periodistas. Nadie
se cree eso. Atacan a los periodistas porque ya no pueden hablar de "la
casta". Nadie que haya propuesto a Lijo a la Corte, que tenga a Scioli en
el gobierno o que tenga de referente a la kirchnerista Pilar Ramírez en
la ciudad de Buenos Aires puede hablar de casta.
Como siempre, necesitan un enemigo, entonces
se inventan lo de los periodistas. En esto también se parecen a los K: son
encarnizados con los periodistas que los critican y dóciles con los
oficialistas. También aquí solo le hablan a los fanáticos.
El gobierno tiende a encerrarse y dinamitar su
credibilidad. Olvida que muchísima gente que los votó lo hizo solo
para evitar al kirchnerismo en segunda vuelta. Copiar cosas que hacía el
kirchnerismo no parece la mejor estrategia.
Fuente:noticiasargentina.com

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