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Las bisagras del acuerdo electoral con la pulseada silenciosa entre Kicillof y el eje Máximo-Massa

Crece la tensión en el peronismo bonaerense. Kicillof busca negociar mano a mano con Cristina Kirchner, pero desde La Cámpora le quieren licuar el poder.

28/06/2025

En medio de la guerra fría entre el kirchnerismo y el kicillofismo, interna que quedó aplacada momentáneamente a la luz de la condena a Cristina Kirchner, el PJ empieza a debatir el diseño del armado para unir a las piezas sueltas del peronismo detrás de una estrategia electoral común, aunque la ingeniería es compleja y presenta obstáculos de relevancia.

La reunión del viernes en la sede nacional del Partido Justicialista a la que convocó el presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, a los principales partidos que integran la alianza fue el primer conato exploratorio de un acuerdo, si bien el tema central fue la discusión sobre las condiciones de la prisión domiciliaria de la ex presidenta.

Allí estuvieron el Frente Renovador de Sergio Massa, el Frente Patria Grande de Juan Grabois, Principios y Valores de Guillermo Moreno, Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella, Kolina de Alicia Kirchner y el Frente Grande de Mario Secco.

El Movimiento Derecho al Futuro (MDF) de Axel Kicillof no tuvo una representación formal, al no ser un partido político en sí mismo, pero desde el kirchnerismo alegaron que la fuerza política del gobernador estuvo representada en cierta medida por el Frente Grande que preside el intendente de Ensenada.

Desde el kicillofismo desconocen esta supuesta representación, y advierten que quienes se concitaron en Matheu 130, a excepción del Frente Grande, forman parte de un mismo espacio que ya tiene una estrategia más o menos consensuada (especialmente entre La Cámpora y el Frente Renovador).

Al dividir la totalidad del campo panperonista en dos, el MDF se sube el precio para cuando le toque sentarse a negociar. 

Según pudo saber la agencia Noticias Argentinas de fuentes cercanas a La Plata, el kicillofismo pide alrededor del 45% de los lugares en las diferentes listas ya que ese es, en promedio, el poder electoral que viene teniendo el gobernador en las elecciones pasadas. 

La pulseada es simbólica, pero tiene efectos reales: una mesa de dos le da Kicillof una capacidad de intervención mucha mayor para el armado que si en la misma mesa estuvieran sentadas decenas de agrupaciones, situación que licuaría el poder de negociación del gobernador.

La búsqueda de Máximo Kirchner de subirlo intencionalmente al líder del Frente Renovador como si fuera un actor con representatividades equivalentes en el marco de un supuesto esquema de reparto tripartito solamente tiene como objetivo debilitar Kicillof en las negociaciones.

Máximo y Sergio ya son un bloque en sí mismo. Tienen una estrategia consensuada. Máximo lo pone a Sergio como si tuviese la misma talla que el cristinismo para después reclamar las dos terceras partes de los cargos y las definiciones centrales. Todos sabemos que el Frente Renovador no representa un tercio del espacio del peronismo. Es una trampa hacia nosotros”, desconfían las fuentes consultadas del MDF por la Agencia Noticias Argentinas.

Al menos, Kicillof consiguió un canal de interlocución con el kirchnerismo, en paralelo a las conversaciones que La Cámpora mantiene con sus partidos aliados para afianzar su propio bloque de poder interno.

Según pudo averiguar NA, el gobernador se encuentra en diálogo permanente con el intendente cristinista de Lomas de Zamora, Federico Otermín, con quien empezó a explorar el terreno para las futuras negociaciones.

Otermin tiene un perfil dialoguista. No es lo mismo que hablar con Máximo, Mayra Mendoza, Wado (De Pedro) o (Facundo) Tignanelli”, valoran en el kicillofismo, según pudo saber Noticias Argentinas.

Días atrás, en una entrevista televisiva, Kicillof anunció que convocaría a una mesa de diálogo con los distintos actores del peronismo.

En el kirchnerismo sostienen que es al revés: la convocatoria debe partir no del gobernador sino del PJ bonaerense. 

En este juego de egos y gestualidades, lo que está en juego simbólicamente es quién tiene el mayor poder en la interna, partiendo de la premisa de que quien convoca es la persona que sienta las bases del acuerdo. 

Al margen de estas especulaciones, en La Plata le ponen fichas al 5 de julio, fecha para la cual fue convocado el Congreso del Pj bonaerense, que es presidido por el intendente matancero Fernando Espinoza, hoy alineado al gobernador. 

En este clima de suspicacias y aprensiones mutuas, el kirchnerismo y el kicillofismo deberán llegar a un acuerdo que les permita competir con dignidad en las elecciones, y evitar que La Libertad Avanza le aseste una paliza histórica en la provincia. 

El acuerdo tiene distintas capas o bisagras, empezando por qué partidos o sellos integrarán la alianza y cuáles serán los apoderados legales.

En caso de que esta cuestión quede saldada y no haya ruptura entre los espacios (o sea, que el MDF arme una alianza separada), la siguiente discusión tiene que ver con el método de selección de candidaturas en las siete secciones electorales para los comicios de septiembre, y de las listas nacionales de octubre.

Los criterios para la designación de candidaturas deberán clarificarse en el reglamento interno y los apoderados se ocuparán que el proceso se atenga a las exigencias legales como la paridad de género. 

El gobernador propone que los cabezas de lista se elijan según quiénes midan mejor en las encuestas, mientras que La Cámpora es proclive al reparto por cupos para los distintos espacios internos según la representatividad de cada sector.

“Es rara la pretensión de Kicillof de poner los primeros candidatos en cada una de las 8 Secciones Electorales de la PBA. Gobierna hace 6 años, le quedan 2 y no tiene reelección. ¿Cuál sería el motivo? Lo que no hizo hasta ahora ya no lo va a hacer. Habría que armar listas pensando en el proyecto bonaerense 2027”, escupió el ex intendente ultrak de San Antonio de Areco Francisco “Paco” Durañona, quien ya ubica a Kicillof de salida, desconociendo las aspiraciones presidenciales de quien fuera dos veces elegido mandatario provincial.

Según trascendió, Massa tendría una postura menos transigente que la de Máximo Kirchner, y aceptaría que Kicillof sea quien ponga las cabezas de lista en la mayoría de las secciones electorales.

Para el gobernador, una condición sinequanon es que esta vez no se impongan vetos para nadie, como ocurrió en anteriores elecciones con Cristina Kirchner bajándole el pulgar a algunos candidatos.

El líder del MDF exige que cada espacio pueda designar a los nombres de su preferencia para los lugares que le correspondan según los criterios de proporcionalidad que se establezcan, y que nadie se interponga en esa dinámica.  

Otra discusión se vincula al nombre de la alianza: Massa propuso recuperar el nombre “Frente Peronista” para que quede bien claro cuál es el proyecto político que se contrapone al de Javier Milei.

En el kicillofismo acusaron demagogia respecto de este planteo sobre la identidad del frente y prefieren una nomenclatura más amplia e inclusiva de las pluralidades políticas.

Fuente:noticiasargentinas.com

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