Gabriela Sabatini, cinco décadas de pura magia
Un repaso
por los logros, las particularidades y la carrera de la ex número tres del
mundo. La palabra de su formador y una historia inédita en exclusiva.
Gabriela
Sabatini, la mejor tenista argentina de todos los tiempos. Imagen: Télam
15/05/2020
Las agujas
del reloj corren para todos pero no parecen efectivas con ella. El tiempo
no se detiene con nadie, sin distinción, aunque Gabriela Sabatini suele
irradiar la sensación de ser inmune. Y eso no cambia: la mejor tenista
argentina de todos los tiempos, quien celebrará este sábado su cumpleaños
número 50, es la misma de siempre. La que empezó a jugar en el
frontón del club River, la que tocó el cielo con las manos en el US Open o
la que lleva 24 temporadas alejada de la vorágine del circuito.
Pasó el
tiempo pero la esencia de Gaby sigue intacta. Y, por ello, resulta
imposible encontrar a alguien que no la quiera. Porque no importa qué
momento de su vida tomemos para describirla, de los inicios a los instantes más
recientes jamás modificó su naturaleza. Aquella talentosa junior que
obnubiló al mundo con 14 años en Roland Garros tiene las mismas cualidades
inherentes que la mujer que hoy celebra cinco décadas y que, al mirar por
el espejo retrovisor, seguro no tendrá nada de qué arrepentirse.
"Fue
difícil enfrentar el anuncio del retiro: yo quería decirle al público que no
era por la edad, sino que era mi tiempo, y que me hacía feliz tomar esa
decisión", describió alguna vez Sabatini, tan tímida desde sus comienzos
que llegó a sufrir la notoriedad del circuito durante gran parte de su carrera. No
le gustaba hablar y la explosión que tuvo desde muy chica la colocó en un lugar
de suma exposición. Toda aquella presión quizá explique, en parte, por qué
decidió retirarse con apenas 26 años. Tiempo después incluso sostuvo que dejó
el tenis para no llegar a odiarlo y hasta admitió haber perdido en
instancias finales porque sabía que, en caso de ganar el torneo, debía hablar
ante el micrófono.
Gabriela Sabatini, ten 2006 ingresó al Salón de la fama del
tenis.
Pero aquella
burbuja no impidió que soltara toda su magia en la cancha. Convivió y
midió fuerzas, de igual a igual, con leyendas del calibre de Steffi Graf,
Martina Navratilova, Chris Evert o Monica Seles. Y cosechó logros históricos
desde sus primeros pasos. En 1985, y con sólo 15 años, alcanzó las
semifinales de Roland Garros y logró en Tokio el primero de sus 27 títulos; se
adueñó del torneo de Roma, donde ganó cuatro veces entre 1988 y 1992; fue
número tres del mundo en 1989; y se quedó con la medalla de plata en singles de
los Juegos Olímpicos de Seúl 1988.
Lo mejor de
todo, sin embargo, lo vivió en Nueva York, con cuya energía conectó desde
el primer momento. Allí, en La Gran Manzana, ganó el Masters de fin de año en
1988 y 1994, ambas ocasiones en el Madison Square Garden, y conquistó su trofeo
más relevante en el Abierto de Estados Unidos de 1990. "Desde el
primer día pensé que iba a levantar la copa. El último punto de la final con
Graf fue dudoso: ella decía que la pelota había sido mala pero el juez de silla
la dio buena y fue la gloria, el momento más lindo que viví", recordaba
Sabatini, tiempo atrás, respecto de aquella actuación en Flushing Meadows.
Contra Graf
protagonizó nada menos que 40 partidos, con un saldo de once victorias. Además
de las finales del US Open 1988 y 1990, que cayeron una por lado, quizá el
choque definitorio más recordado sea el de Wimbledon 1991, cuando estuvo a dos
puntos de ganar el torneo más prestigioso del planeta y alcanzar la cima del
ranking WTA. "Quedé a un partido de ser número uno; eso me comía la
cabeza, me bloqueaba en la cancha. Había un tema psicológico que ojalá hubiera
podido trabajar", supo analizar Gaby, quien dominaba a la alemana 5-4 y
30-30 con su saque en el tercer set pero perdió 6-4, 3-6 y 8-6.
Sabatini,
ganadora del US Open en 1990.
Aquellos cruces
de Sabatini con Graf quedaron grabados en la memoria colectiva, claro, pero hay
que remontarse mucho más atrás en el tiempo para conocer una historia
inédita. "Gaby tiene una personalidad particular, todos sabemos que
es muy tímida, aunque el deporte la ayudó a relacionarse mejor con la
gente", destacó Daniel Fidalgo, el formador de la mejor tenista
argentina de todos los tiempos, en diálogo con Página I 12.
El hombre
que descubrió a Sabatini cuando era muy chica, y la acompañó durante siete años
desde sus inicios en River, eligió la celebración de sus 50 años para recordar
un momento único y singular. En septiembre de 1982, cuando Gaby tenía
apenas 12 años, ambos encararon juntos su primer viaje a Europa: "Hay
una anécdota muy especial que nunca conté de cuando fuimos a Montecarlo para
jugar un torneo organizado por Disney. Había dos categorías, sub 12 y sub 14, y
viajaban los mejores de cada continente. El torneo era en el Montecarlo Country
Club, una belleza, donde hoy se juega el Masters 1000, y estuvo a punto de
suspenderse por la muerte de la princesa Grace Kelly”.
En aquel
certamen en el Principado había una norma que llamaba la atención y Palito lo
recordó con lujo de detalles: “Apenas llegamos el gerente de Disney
organizó una reunión de capitanes; yo había viajado con Gaby y estaba de
capitán del equipo de Sudamérica porque no había ido nadie. En esa reunión nos
contaron una regla especial: cada chico tenía que dirigir un partido como juez
de silla. Apenas supe pensé: ‘¿Cómo le cuento a Gaby?’. Cuando le dije no
quería saber nada, pero había que hacerlo. Si jugabas en 12 dirigías un partido
de 14 y viceversa, para no arbitrar partidos de posibles rivales".
Aquel
viernes 24 de septiembre de 1982, en la cancha 1, Sabatini
"debutó" como jueza de silla. Lo más increíble, no obstante, es la
jugadora a la que debió dirigir. "Resulta que le tocó un partido de
dobles de damas. De un lado estaba la pareja sudamericana, con Patricia
Tarabini y la peruana Chumbez; del otro, las europeas con Andrea Holikova y una
tal… ¡Steffi Graf! Imagínate, Gaby era tímida y casi no hablaba, en un momento
se armaron discusiones y Pato le decía ‘¡Gaby, por favor cantá los puntos!'. Seguro
cuando lea la nota se va a acordar. Fue uno de los tantos momentos lindos que
pasé en mis años con Gaby. Ahí era chica, venía de atrás y disfrutaba; cuando
se hizo profesional aparecieron otras presiones que aprendió a manejar".
EL COSTADO
MÁS HUMANO
Mónica Seles
tenía 19 años, era la número uno del mundo y ya había ganado ocho títulos de
Grand Slam. La niña prodigia no tenía techo y aspiraba a pelear por la
historia. Pero el 30 de abril de 1993, cuando jugaba los cuartos de final del
torneo de Hamburgo, sufrió una puñalada por un fanático de Steffi Graf, su
principal perseguidora en el ranking: el alemán Günther Parch se le acercó
por la espalda y le clavó un cuchillo de 25 centímetros de largo.
Pocos días
después, mientras Seles se recuperaba del atentado, las mejores jugadoras
votaron en Roma para decidir si la WTA debía congelar o no el ranking de la
yugoslava nacionalizada estadounidense. Participaron 17 de las 25
primeras. El resultado fue negativo y “casi unánime”, como describe la propia
Seles en su biografía From Fear to Victory (Del miedo a la victoria).
¿La
excepción? Nada menos que Gabriela Sabatini, la única que se abstuvo y creyó
que Seles debía mantener su posición hasta tanto pudiera volver a jugar. "Gaby
fue la única que me respaldó. Pensó como persona en lugar de privilegiar el
ranking o el negocio. Por eso le tengo mucho respeto y
aprecio", describió quien ganaría su noveno y último Slam en
Australia 1996. Este tipo de gestos explica por qué Sabatini recibe tanto
cariño.
Fuente:pagina12.com.ar



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