Minneapolis despidió a George Floyd con una enérgica condena a la "pandemia del racismo"
El popular
reverendo Al Sharpton aseguró que los negros estuvieron marginados de la
historia durante más de 400 años porque Estados Unidos mantiene "su
rodilla sobre nuestros cuellos".
Limpian el
cajón de Floyd minutos antes de la ceremonia en su memoria en
Minneapolis. Imagen: AFP
04/06/2020
Entre el
emotivo recuerdo de sus familiares y la potente elegía del reverendo Al
Sharpton, se llevó a cabo en Minneapolis la ceremonia en memoria de George
Floyd, el joven salvajemente asesinado por un efectivo policial. Los pocos
invitados que tuvieron acceso a la capilla de la universidad cristiana North
Central, pero también otros cientos que se congregaron en las afueras,
coincidieron en el primero de una serie de funerales del joven afroamericano,
cuyo crimen generó protestas en todo el mundo contra el racismo y la violencia
policial. Durante la despedida, el abogado de la familia Floyd, Benjamin
Crump, aseguró que George murió por la "pandemia del racismo y
la discriminación", y destacó que no quiere un sistema de justicia
"para negros y otro para blancos". Por su parte, el reverendo
Sharpton aseguró que los negros estuvieron marginados de la historia durante
más de 400 años porque Estados Unidos mantiene "su rodilla sobre nuestros
cuellos".
"Quiero
que nos sentemos aquí y actuemos como si esto no fuera un funeral programado.
George Floyd no debería estar muerto. No murió por problemas de salud. Murió
por el mal funcionamiento de la justicia penal estadounidense", dijo el
popular reverendo baptista, Al Sharpton, en su discurso de despedida. Además
de Sharpton, se encontraban al interior de la capilla los familiares de Floyd,
el gobernador de Minnesota Tim Walz, la senadora por ese estado Amy Klobuchar y
el alcalde de Minneapolis Jacob Frey. En el santuario de la Universidad
North Central se instaló un mural con el rostro de George Floyd sobre las
palabras "Ahora puedo respirar", junto a los nombres de varias
víctimas de la violencia racial en Estados Unidos. Detrás de un brillante
ataúd de bronce flanqueado por arreglos florales blancos y violetas,
instrumentistas y coristas dieron vida a la sala ejecutando música gospel antes
y durante la ceremonia.
Sharpton fue
el encargado de subir la temperatura de la capilla, al pronunciar un
fuerte alegato contra el racismo. El activista por los derechos civiles
explicó cómo durante más de 400 años los negros fueron marginados porque
Estados Unidos "mantuvo su rodilla en nuestros cuellos". "La
razón por la que nunca podríamos ser quienes quisimos y soñamos ser es que
mantuviste tu rodilla sobre nuestro cuello", dijo Sharpton en relación a
la nación hoy gobernada por Donald Trump. "Fuimos más inteligentes
que las escuelas con fondos insuficientes en las que nos pusiste, pero nos
pusiste la rodilla en el cuello. Podríamos dirigir corporaciones, pero nos
pusiste la rodilla en el cuello. Teníamos habilidades creativas, pero no
podíamos quitarnos la rodilla del cuello. Lo que le sucedió a Floyd sucede
todos los días en este país", agregó el reverendo.
Sin
nombrarlo, Sharpton le pegó al mandatario estadounidense. Valiéndose de su
slogan de campaña de 2016, que reflota en la actualidad en búsqueda de su
reelección ("Make America Great Again": Que América vuelva a ser
grandiosa), el religioso de 65 años dijo que Estados Unidos nunca fue "grandioso
para los negros". "Hablar de un Estados Unidos grandioso...
¿Grandioso para quién? Nunca fue grandioso para los negros. Nunca fue grandioso
para los latinos. Nunca fue grandioso para las mujeres. Haremos que
Estados Unidos sea grandioso para todos por primera vez", espetó,
ganándose una de las mayores ovaciones de la tarde.
Antes de las
esperadas palabras de Sharpton, el abogado de la familia Floyd, Benjamin Crump,
dijo que la lucha por la justicia deberá continuar "dentro y fuera de la
sala judicial". Crump hizo referencia a la última revelación de la
autopsia al cuerpo de George, que reveló que había dado positivo por
coronavirus en abril: "Eso no lo mató, fue esa otra pandemia con la que
estamos demasiado familiarizados en Estados Unidos, esa pandemia de racismo y
discriminación la que mató a George Floyd".
Crump
aprovechó la ceremonia para enviarle un mensaje a los miles de estadounidenses
que están saliendo a las calles a protestar contra el racismo y el abuso
policial: "No cooperen con el mal. ¡Protesten contra el mal! Únanse a los
jóvenes en las calles para protestar contra el mal, lo inhumano y la tortura
que presenciaron en ese video".
Por su
parte, Philonise Floyd recordó la gran personalidad de su hermano
George y los momentos compartidos. "No teníamos mucho. Nuestra madre hizo
lo que pudo. Dormíamos en la misma cama", aseguró. Philonise
describió a su hermano como una persona inspiradora. "Fue increíble, donde
quiera que fuera, veías cómo la gente se aferraba a él. Chicos que consumían drogas,
fumadores y personas sin hogar. Cuando hablaban con George se sentían
presidentes, porque así es como él los hacía sentir", rememoró con
emoción.
Mientras la
familia y los invitados a la ceremonia de George Floyd llegaban a la capilla de
North Central, cientos de personas se reunían afuera. Algunos sostenían
carteles exigiendo justicia y una reforma de la casta policial, mientras otros
aplaudían ante la llegada de familiares. Entre los presentes se
encontraba Maudeline Saint Jean, una enfermera que llegó hasta el
lugar con sus dos hijos. "Cuando vi el video de la muerte de George,
fue tan horrible que me largué a llorar. Es como una película de terror",
dijo. "Vine para apoyar a la familia y a la lucha por la libertad negra, y
terminar con nuestro sufrimiento. Les dije a mis hijos, ustedes vienen
conmigo. Tienen que ser parte de esto. Nada va a cambiar si nos quedamos en
casa y lo miramos por televisión", aseguró Maudeline a un periodista
de The Guardian.
Por su parte
Reggie Jones, de 47 años, viajó desde Carolina del Sur para vender camisetas
con la cara de George Floyd fuera de la capilla, con el objetivo de
recaudar fondos para los hijos de la víctima. "Algunas cosas van a
cambiar. Este crimen realmente nos golpeó en el estómago. No solo a los
afroamericanos, sino a personas de todas partes", remarcó Jones. A
metros de distancia, otro golpe llegó cuando el reverendo Al Sharpton pidió
ocho minutos y 46 segundos de silencio. Los asistentes a la capilla
permanecieron callados y entre lágrimas durante el mismo tiempo en que el
policía Derek Chauvin sostuvo su rodilla contra el cuello del indefenso George
Floyd.
Fuente:pafina12.com.ar



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